Heracles o Hércules era hijo de Zeus y de la mortal Alcmena, por lo que era considerado semidiós. Era odiado por Hera, la legítima esposa de Zeus, por lo que tuvo que superar doce pruebas durante su existencia.
La última y más difícil tarea de Hércules le llevó más allá del mundo de los vivos. Euristeo quiso que le llevase a Cerbero, el perro de Hades que guardaba la puerta del inframundo. Su objetivo era deshacerse del héroe para siempre. Antes de emprender el viaje, acudió a los Misterios Eleusianos, ceremonia secreta en honor de Deméter y Perséfone en la que expió pecados, condición sin la cual no podía entrar en el inframundo.

A Hades no le gustaba la idea de que Hércules se llevase su perro y, según algunas versiones, se enfrentó al héroe y debió ser curado después en el Olimpo. En cualquier versión, finalmente tuvo que permitir que Cerbero se marchase con Hércules, siempre y cuando fuese capaz de controlarle con sus manos, cosa que hizo al instante agarrándole de sus tres gargantas y aciéndole con tal fuerza que el animal tuvo que dejarse llevar.
A la llegada a Micenas, Euristeo se escondió en su jarra, muerto de miedo tras ver al animal. Finalmente tuvo que liberar a Hércules y así pudo llevar a Cerbero de vuelta al inframundo.