Urano escondió a los cíclopes y a los hecatónquiros en el Tártaro para que su fealdad no viera la luz, regocijándose de su maldad. Esto provocaba dolor a Gea (el Tártaro era su vientre), por lo que creó un pedernal gris y de éste fabricó una gran hoz, y reuniendo a los titanes les pidió que tomaran la hoz y mataran a su padre Urano. Solo Crono, el menor, se atrevió a tomar la hoz y con la ayuda de Ceos, Crío, Hiperión y Jápeto castró a su padre cuando éste se acercó a Gea para yacer con ella. De las gotas de sangre y semen Gea concibió aún a más hijos: las fuertes Erinias, los Gigantes con armadura y las Melias.
Crono arrojó al mar los testículos de Urano, donde produjeron una espuma de la que nació Afrodita. Tras la castración de Urano, Gea parió a Equidna y Tifón, engendrados por Tártaro; de su hijo Ponto tuvo a las deidades marinas Nereo, Taumante, Forcis, Ceto y Euribia; con Éter tuvo a Ergía, la diosa de la pereza y la holgazanería; Gaia tuvo más hijos con algunos dioses del Olimpo como Zeus o Poseidón.